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“Incluso se han salvado vidas”

El Parque La Arboleda en Potrero Grande, invita a la comunidad a disfrutar y descansar. Es un área extensa que cuenta con canchas deportivas, 2 sintéticas y 1 múltiple apta para voleibol y básquetbol, una fuente de agua y un área de juegos infantiles.

Para que los visitantes disfruten la sombra de los árboles, se instalaron bancas las cuales poseen dibujos inspirados por las mujeres voceras con el anhelo de conservar su cultura del Pacífico.

El Parque es un refugio cuando el sol está fuerte y el asfalto ardiendo, sus zonas verdes son muy apreciadas por los asistentes al espacio el cual posibilita el intercambio y la convivencia pacífica entre vecinas y vecinos de diferentes sectores en un barrio donde las fronteras invisibles, muchas veces, impiden el encuentro.

El proyecto del Parque se hizo realidad a través de la Fundación Fanalca quien realizó su construcción en el año 2016, y realizó una alianza con la Fundación Paz y Bien.

Con la Fundación Paz y Bien se realizó un proceso comunitario donde se formaron mujeres de la comunidad de Potrero Grande como voceras del parque, con ellas caminábamos cuadra por cuadra por los diferentes sectores para concientizar a la comunidad del proceso de construcción del parque y tenerla en cuenta en la toma de decisiones. Fueron las vecinas y los vecinos que decidieron el horario de uso y las actividades del parque. Una condición puesta por Hermana Alba Stella fue que la entrada fuera gratuita para la comunidad.

Dentro del parque, somos los administradores, gracias a la alianza con la Fundación Fanalca. Tenemos un convenio con la Secretaría de Deporte la cual nos facilita monitores para llevar a cabo las actividades deportivas, como futbol, básquetbol y voleibol. Con Indervalle tenemos atletismos paralíticos, salto triple con población discapacitada, y atletismo para niñas y niños.

El Parque es un lugar de escucha, donde trabajamos la restauración en las diferentes situaciones que se presentan entre los niños y jóvenes que asisten al espacio, ya que la ausencia de padres o adultos responsables es muy notoria. También se realiza consejería de familia y acompañamiento a situaciones de violencia familiar.

El Parque transformó la zona y ayudó a reducir la violencia en todo el barrio. “En la comuna 21, ha dejado una huella”, dice Rosalba Valencia, administradora del Parque. “Esa huella nos ha permitido llegar a muchas familias y en muchos momentos incluso hemos salvado vidas. En peleas entre familias, se ha logrado persuadir a las personas para que reflexionen, y piensen que la vida es valiosa, que no vale la pena dañársela o acabar con la vida del otro porque no se va a recuperar nada. No es fácil”, dice Rosalba, “pero se ha logrado.”